María Madre de la Misericordia es nuestra patrona parroquial, por eso este domingo sustituimos las lecturas del XXXIII Domingo por las lecturas de la fiesta.
El Evangelio de hoy (Lucas 1, 39-55), la Visitación. María visita a su pariente Isabel y este encuentro, lleno de Espíritu Santo, no pudo ser más hermoso. Dice la Palabra: «En cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó Isabel del Espíritu Santo.»
Me encanta leer y releer este Evangelio. Sobre todo, la parte que dice: «Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, Mi Salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava.» Esta es la oración del Magníficat, que se reza diariamente en la Liturgia de las Horas.
Bien sabemos que para Dios nada hay imposible. Entonces, ¿por qué dudo … por qué tengo miedo? Sabemos también que podemos ser santos diciendo … Sí … Sí Señor, aquí estoy, que se haga Tu voluntad en mí … como hizo María. Confiando en Su Misericordia.
En nuestra Parroquia se cambian las Lecturas porque estamos celebrando a nuestra Patrona. La Solemnidad de María Madre de la Misericordia. Hoy de manera especial, te pedimos, Madre Buena, que no nos sueltes. Cúbrenos con tu santo Manto Maternal y ayúdanos con nuestras luchas de día a día. Madre, el camino se ha puesto difícil, pero sabemos que, de tu Santa Mano, saldremos adelante.
Decía San Maximiliano Kolbe: “Nunca tengas miedo de amar demasiado a la Virgen. Jamás podrás amarla más que Jesús”.
¡Adelante con fe!
Diácono Richie
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