Dijo el Papa Francisco hace unos días en su reflexión diaria: “…estamos llamados a construir la normalidad del Reino de Dios”. Pienso que lo que llamamos comúnmente como nuestra vida ‘normal’ quizás no sea tan ‘normal’. Cuando decimos que queremos volver a la ‘normalidad’ (en el contexto de la pandemia) en realidad no deberíamos quererlo tanto y mejor deberíamos trabajar por una ‘normalidad’ más cerca de Jesús.
Tenemos tantos avisos del Señor advirtiéndonos la importancia de la conversión y no hacemos caso. ¿Será posible qué rechacemos la salvación, consciente o inconscientemente?
El Evangelio de hoy (Mateo 21, 33-43) cuenta sobre unos labradores que hicieron daño y hasta se rieron del Señor. Aun así, el Señor sigue ofreciéndonos la Salvación. Y nosotros, ¿acogemos al Señor, o lo rechazamos?
El Señor te quiere recibir, te quiere perdonar. El Señor te abre sus brazos y te llama por tu nombre. Ábrele tu corazón a Cristo y veras como Él te llena de Su paz.
Este ha sido un año distinto. Hemos tenido que cambiar nuestros planes, para seguir los planes de Dios. Y parece ser que esto de la pandemia sigue, la crisis económica se va agudizando, la política con sus desaciertos.
Y nuestra oración, ¿cómo está? Dios nos invita a cambiar. A ponerlo a Él en primer lugar. Aprovecha esta oportunidad que el Señor te esta dando. Acércate a Él y en actitud humilde y de arrepentimiento dile: ¡Te amo Jesús!
¡Adelante con fe!
Diácono Richie
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AMÉN.
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