El Evangelio de hoy podría parecer confuso (Mateo 15, 21-28). Da la impresión que Jesús ignora a aquella mujer, pero la realidad es que quería darles una lección a sus discípulos.
Les enseñó que la misericordia y el amor de Dios es para todos. Como decía el Papa Francisco en la JMJ: “En la Iglesia hay espacio para todos, para todos.” Mensaje que podría también parecer confuso, pero no lo es.
Jesús, en este pasaje, alabó la gran fe de aquella mujer, dejando claro que cualquier persona que se vuelve a Él con fe será bienvenida, no solo los llamados ‘justos’.
Dice el Hno. Luis Carlos Gutiérrez, fms, en una reflexión de otro Evangelio: “Hoy Jesús se pone frente a nosotros y se coloca frente a estas personas, nuestros prójimos. No se aparta. No tira la piedra. No critica a la persona. Simplemente, le duele nuestra falta de fe e invita a que se los llevemos. Nuestra tarea es llevárselos a Él y Él hará el milagro necesario. Me recuerda mucho al P. Champagnat cuando nos pedía ‘dar a conocer y a amar a Jesucristo’. Llevar a los jóvenes a Jesús y ayudar a entender un amor que es superior a todas las carencias y limitaciones”.
Mirémoslo así: Nuestra tarea no es criticar, ni juzgar. Nuestra tarea es llevárselos a Él y Él hará el milagro necesario.
Jesús quiere expandir nuestra visión, como lo hizo con sus discípulos. Quiere que veamos más allá de los estereotipos. El Señor quiere que todos nos salvemos, incluidos tú y yo.
Te invito a dejarte encontrar por Jesús y Él te responderá: «¡qué grande es tu fe!»
¡Adelante con fe!
Diácono Richie
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