El Señor habla hoy de la importancia del descanso y de llevar una vida balanceada. En el Evangelio de hoy (Marcos 6, 30-34), los discípulos le contaban a Jesús «todo lo que habían hecho y enseñado», y Él les responde: «Venid vosotros solos a un sitio tranquilo a descansar un poco.»

La importancia de llevar un balance entre el trabajo y el descanso. Ni mucho de uno, pero tampoco del otro. El justo equilibrio entre ambas.
Esto me recuerda aquella Lectura en la que Jesús nos invita a ir a Él, los que estemos cansados y agobiados… y la promesa de que Él nos dará descanso. Por lo tanto, el descanso nos debe acercar a Jesús. El descanso no es para tomarnos un tiempo apartado de la Misa o de la Oración.
Por ejemplo, las vacaciones, no son para dejar de asistir a Misa. Sino que, el descanso, al que nos llama Jesús, es para estar más cerquita de Él. Para gozarnos en Él. Para sentir Su alivio y Su paz. Cosa que el mundo no nos puede dar.
Anda, descansa en Él y dile como en el Salmo 22: «El Señor es mi pastor, nada me falta.»
¡Adelante con fe!
Diácono Richie
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