En el Evangelio de hoy (Juan 6, 41-51) Jesús nos dice: «Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo.» Palabras hermosas, pero no se queda ahí: «El que coma de este pan vivirá para siempre.»
Jesús no se refiere al pan para el estómago, sino al alimento para el alma. Sigue el Evangelio: «Y el pan que yo daré es mi carne para la vida del mundo.»
Cuidamos nuestro cuerpo con dieta, ejercicios y eso está bien. Pero, pregúntate: ¿alimentas el alma? ¿Cuándo fue tu más reciente Confesión?
Dice el Papa Francisco: “Todo lo que tenemos en el mundo no sacia nuestra hambre de infinito. ¡Tenemos necesidad de Jesús de alimentarnos con Su Palabra de Vida Eterna!”
Te invito a que hoy en la Misa, mires el Cuerpo de Cristo cuando el Sacerdote lo eleve y le digas a Jesús cuánto lo amas. Dile también lo que te preocupa y por qué le das las gracias. Háblale con confianza, que está Vivo, Presente y Real.
Anímate a creer más, a acercarte más a Jesús. A ver al Señor en todo lo que te pasa y en todos los que están a tu alrededor. Anímate a hacerlo número uno en tu vida.
«Gustad y ved qué bueno es el Señor» (Salmo 33).
¡Adelante con fe!
Diácono Richie
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