Imagínate que Jesús te mire a los ojos y te comparta la receta para la felicidad. Eso fue precisamente lo que ocurrió en el Evangelio de hoy, Lucas 6, 17.20-26: «Él, levantando los ojos hacia sus discípulos…» Y en ese hermoso momento el Señor dijo las Bienaventuranzas.
Las Bienaventuranzas es ir más allá. Es dar lo mejor de mí. Es ese esfuerzo extra que se requiere demos todos en nuestras tareas diarias. Es la receta para la felicidad.
Dice el Catecismo que las Bienaventuranzas están en el centro de la predicación de Jesús. Ellas dibujan el rostro de Jesucristo y describen su caridad. Son promesas que sostienen la esperanza en las tribulaciones y responden al deseo natural de felicidad. Este deseo Dios lo ha puesto en el corazón de todos, a fin de atraernos hacia Él.
Las Bienaventuranzas es caminar hacia la santidad. Confiando que Jesús nos acompaña. El mundo nos propone buscar la felicidad en lugares que ya sabemos no la vamos a encontrar. Este Evangelio es una propuesta diferente.
Todos queremos vivir felices y sólo la encontraremos en el Señor. Como decía Santo Tomás de Aquino: “Sólo Dios sacia”.
Ya que Jesús te enseñó el secreto de la felicidad, ¿que esperas para buscarla?
¡Adelante con fe!
Diácono Richie
Tienes algo que decir
Te invitamos a comentar, aportar, sugerir, elogiar, objetar, refutar... sobre los temas y artículos que aquí presentamos.
Sigue nuestro grupo de oración en Facebook.