El viernes pasado celebramos a San José, patrono de las familias y patrono de la Iglesia. Decía San Pablo VI: “El Evangelio no registra una sola palabra de él, su lenguaje es silencioso”. Y decía San Pedro Julián Eymard: “San José, siendo el más grande de todos los santos, es el más humilde y escondido de todos”. Pienso, cuánto tengo yo que aprender de San José.
Mientras, el Evangelio de hoy (Juan 12, 20-33) nos dice: «El que quiera servirme, que me siga».
El llamado es claro. A dejar las cosas del mundo para seguirlo a Él. La Oración y los Sacramentos son clave en este ‘seguirlo’. Llamado a la reconciliación con mis hermanos, con nosotros mismos y con Dios. Llamado a enfocar mi mirada en Él.
Sigue el Evangelio: «Y cuando yo sea elevado sobre la tierra atraeré a todos hacia mí».
Cuanto amor tiene Jesús por cada uno. Él va a dar Su vida por ti y por mí, para liberarnos y para llevarnos a Él. ¡Cuanto amor! Se me ensancha el corazón.
Ya queda poco para la Semana Santa. Te invito a acercarte más y más al Corazón Misericordioso de Jesús. Te espera con los brazos abiertos.
«Oh Dios, crea en mí un corazón puro» (Salmo 50).
¡Adelante con fe!
Diácono Richie
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AMEN
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