Hoy celebramos la solemnidad de Jesucristo, Rey del Universo, y el Evangelio que se proclama es san Mateo 25, 31-46. Comienza Jesús hablándole a sus discípulos, les dice: «Cuando venga en su gloria el Hijo del hombre, y todos los ángeles con Él, se sentará en el trono de su gloria, y serán reunidas ante Él todas las naciones.»
Hermosa escena. Imagino el coro de ángeles dando gloria a Dios. Allí estaremos, un día, frente a Él y nos dirá: «Venid vosotros, benditos de mi Padre; heredad el reino preparado para vosotros desde la creación del mundo.»
La pregunta obligada es, ¿estoy preparado para ese momento? ¿Estoy listo para que el Señor me llame a su presencia? ¿Qué encontrará en mi corazón? Los diplomas y las cuentas bancarias quedan atrás. Allí, ante Él, sólo voy a llevar mi pobre corazón.
El Evangelio nos explica lo que debemos hacer: «Os aseguro que cada vez que lo hicisteis con uno de éstos, mis humildes hermanos, conmigo lo hicisteis.»
Ya casi terminamos el año litúrgico y como cada fin de año, es momento de reevaluarnos. Te invito a preguntarte sinceramente si estás listo para el momento que Jesús te llame. Evalúa los cambios concretos que debes hacer para acercarte cada día más al corazón de Jesús.
Señor, te pido que me ayudes a verme reflejado en cada persona que me encuentre durante el día. Que sea desprendido a la hora de ayudar a mis hermanos que sufren. Ayúdame a dar testimonio con mi vida.
Señor Jesús, Rey de Reyes, te pido que reines en mi corazón y en el de familia. ¡Viva Cristo Rey!
¡Adelante con fe!
Diácono Richie
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