Puerto Rico: la Isla del Cordero

Hoy la liturgia es como un eco de la pasada semana, cuando celebrábamos el Bautismo del Señor, y en el Evangelio de este 2do domingo del tiempo durante el año volvemos a encontrar a Juan Bautista que nos da testimonio de que Jesús es el Cordero de Dios (Juan 1, 29-34). Tal vez no lo sabes, pero en Puerto Rico—donde se origina esta página—estamos pasando un momento difícil por los temblores que están ocurriendo hace unas semanas. Hay muchas personas angustiadas y temerosas, algunos durmiendo fuera de sus casas por miedo de que colapsen.  Otros han perdido todo lo que tenían y están en refugios.  Los que no han sido afectados se han desbordado en ayudas para sus hermanos.  Por eso, en este día, conviene recordar que toda nuestra confianza está puesta en Aquel que es Dueño y Señor de nuestras vidas: Jesús de Nazareth, el Cordero de Dios que ha vendido a salvarnos.

Tiembla nuestra amada Isla. Experimento impotencia. Me veo con las manos atadas y pierdo el control que creo tener sobre las cosas.

La Lecturas de hoy son claras:

• «Tú eres mi siervo, de quien estoy orgulloso» (Is 49).
• «Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad» (Sal 39).
• «La gracia y la paz de parte de Dios, nuestro Padre y del Señor Jesucristo sean con vosotros» (1Cor 1).
• «Éste es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo» (Jn 1).

¿Qué puedes hacer? Comienza por orar. Me refiero a orar en serio. Deja ya las redes a un lado. No hay que salir corriendo a escribir. Saca tiempo para hacer ratos de silencio y orar concentrado. Deja tus ocupaciones y ora.

Llama a alguien y transmite paz, la paz que solo Cristo da. Háblale de cómo Jesús ha obrado en tu vida. Se vehículo de perdón y de reconciliación.

Ya es tiempo de postrarse ante el Señor en Adoración, de hablarle con confianza y desnudar tu corazón. Aquí te doy la receta, dile despacio: ¡Jesús, te amo! ¡Jesús, te necesito! ¡Señor, yo creo en Ti! ¡Señor, yo espero en Ti! Repite hasta que se te seque la garganta.

¡Adelante con fe!

Diác. Richie