Estamos en el cuarto domingo de Adviento, ya se acerca el día esperado. El Evangelio de hoy, san Lucas 1, 26-38, nos presenta la hermosa escena de la Anunciación.
Dice la Palabra: «No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios.» Más adelante, la hermosa respuesta de María: «Aquí está la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra.»
Otras veces he dicho que, no me canso de leer y releer esta lectura. Quedo deslumbrado ante tanta bondad y dulzura. Trato de ponerme allí en la escena y procuro imaginar la expresión del rostro del Ángel y de María.
Me he preguntado si aquel sí de María fue fácil. Y debo pensar que no lo fue. Pero, aun así, se lanzó con la confianza y la seguridad de que Dios camina con ella. María escuchó la voz de Dios y se dejó llevar, para hacer Su voluntad.
Hace unos días hablaba con alguien que llevaba varios meses orando por una situación delicada y muy importante para su familia. Finalmente, se obró el milagro, contra toda probabilidad y contra toda lógica humana. Como dice la Palabra: «… porque para Dios nada hay imposible.»
Entonces, ante tantos milagros que vemos a diario y ante tantas situaciones difíciles que Dios permite en nuestras vidas, me pregunto, ¿estoy escuchando la voz de Dios? Hoy es un excelente día para eso.
Te invito a acercarte suavemente al Pesebre y adorar al Niño. Háblale a la Sagrada Familia con el corazón en la mano. Dile lo que te preocupa y pídeles que bendigan a tu familia. También, haz un buen rato de silencio y contempla la escena.
Ayúdame Jesús a contemplarte y amarte cada día más y a tener la humildad y confianza que tuvieron María y José. ¡Feliz Navidad!
¡Adelante con fe!
Diácono Richie
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