En el Evangelio de hoy (Mateo 4, 12-23) escuchamos el sencillo mensaje que Jesús salió a predicar: «Convertíos, porque está cerca el reino de los cielos.»
Bien sabemos que la venida del Reino es una buena noticia, pero la realidad es que no a todos les atrae la idea del arrepentimiento. Nos cuesta, nos da trabajo o bien no lo entendemos del todo.
A veces nos engaña el orgullo, haciéndonos creer que ya somos buenos y no tenemos de qué arrepentirnos. Otras veces, cuando reconocemos que hemos pecado, puede suceder que el orgullo nos atormente y nos hace sentir culpables, pues no debimos haber fallado. En ambos casos, el enemigo se aprovecha para hacer fiesta con nosotros. Nos sentimos culpables, tristes, desanimados y la tendencia puede ser a apartarnos de la oración.
Es importante entender que el arrepentimiento sincero es el mejor medio para llegar a Dios. Los Evangelios están llenos de ejemplos, como el hijo pródigo, Tomás, la Magdalena y otros.
Cuando Pedro y Andrés escucharon la invitación de Jesús, dejaron las redes y lo siguieron. Hoy, Jesús te invita a ti a seguirlo y hacer presente el Reino de Dios en el mundo. ¿Cómo? Imitándolo a Él. Siguiendo su ejemplo. ¿Por qué? Porque Él es el Camino, la Verdad y la Vida. Y tú, ¿cómo vas a responder al llamado?
Dice San Juan de la Cruz: “El que no busca la cruz de Cristo, no busca la gloria de Cristo”.
¡Adelante con fe!
Diácono Richie
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