Hoy comienza un nuevo año Litúrgico, con el primer Domingo de Adviento. Tiempo en el que utilizamos el color morado en la Misa. Tiempo de espera alegre, de preparación, de expectación. Tiempo de recogernos un poco, de desacelerar, aunque parezca imposible, para mirar nuestro interior. Busca, revisa, limpia tu interior porque pronto viene el Niño, que quiere renacer en tu corazón.

Nos dice el Evangelio de hoy (Lucas 21) «levantaos, alzad la cabeza: se acerca vuestra liberación» y añade, «estad siempre despiertos» y más adelante «manteneros en pie ante el Hijo del hombre».
Un Evangelio que me brinda esperanza. Por que sé que no estoy solo. Que, ante tantas cosas que están pasando, Jesús camina a mi lado. No me deja solo.
La fe es perseverar cada día. Dando pequeños pasos, pero firmes. Es tomar la decisión de amar a Jesús, cada día. Ante las tentaciones, Él nos invita a perseverar. Ante el sufrimiento, Él nos invita a cargar la cruz con alegría. Decía San José María Escrivá: “Comenzar es de todos, perseverar es de santos”. Este Adviento, el Señor me llama a prepararme bien para Su llegada. Ora con el Salmo 24: «A ti, Señor, levanto mi alma.»
Señor, ayúdame a ser más como San José.
¡Adelante con fe!
Diácono Richie
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