“Nos dimos cuenta que estábamos en la misma barca, todos frágiles y desorientados, pero al mismo tiempo, importantes y necesarios, todos llamados a remar juntos” —son palabras del Papa Francisco que nos hacen reflexionar sobre lo que estamos viviendo.
Hoy es el primer domingo de Adviento y el comienzo el año litúrgico. En el Evangelio de hoy (Marcos 13, 33-37) el Señor vuele a llamarnos: «Mirad, vigilad: pues no sabéis cuándo es el momento».
Nuevamente el llamado es a estar listos, con nuestras lámparas llenas de aceite, ¿lo recuerdas? Más adelante en el Evangelio el Señor insiste: «Lo que os digo a vosotros lo digo todos: ¡Velad!».
Parafraseando al Papa Emérito Benedicto XVI, cita de hace unos años: que pueda “activar mi caridad, aumentar mi esperanza y fortalecer mi fe”. ¡Hermoso! ¿Pero cómo lo hago?
Pienso que el momento exige mucho de todos. Es tiempo de intensificar la oración y los sacrificios.
Si no sabes cómo orar, te invito, acompáñame, puede ser algo así: Señor restaura mi vida. Señor, lléname de Tu paz, de Tu gracia. Señor que pueda ver Tus obras, que pueda oír Tu Palabra, que cale en mi corazón, que sea dulce como la miel. Guíame, fortaléceme, cuídame, protégeme. Señor, quiero que seas mi único Rey. ¡No permitas que jamás me separe de Ti!
¡Adelante con fe!
Diácono Richie
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AMÉN.
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