Hoy celebramos el Bautismo del Señor y con esta fiesta terminamos el tiempo de Navidad. En el Evangelio, tomado san Marcos 1, 7-11, leemos el relato del bautismo de Jesús por Juan el Bautista. Hay dos actitudes que me gustaría resaltar y pienso que debemos imitar.
La primera es que Juan sabía que él era sólo la voz y que no era la Palabra. O sea, reconocía que era un instrumento de Dios. La segunda es que Juan reconoce su pequeñez. En otras palabras, humildemente reconocía el poder de Dios obrando sobre él y por medio de él.
A veces nos creemos que somos nosotros actuando y nos olvidamos que es Jesús actuando a través nuestro. Se nos puede olvidar que es con sus fuerzas y no las nuestras, que son limitadas. Te invito a que en tu vida diaria actúes humildemente, sabiendo que eres un instrumento de Dios.
Juan reconoce la grandeza de Jesús y no quería que se fijaran en él, sino al que venía detrás. Todo lo que él quería era dirigir a las personas hacia Jesús. Más aún, Juan preparaba el camino para Jesús. Todos somos llamados a seguir este ejemplo de servicio.
A diario se nos presentan oportunidades de servir a otros y hacer algo por arreglarles el día. A veces, por la prisa, no nos damos cuenta. Recordemos que al final vamos a ser juzgados por el amor y el servicio a los demás.
Que este nuevo año podamos poner nuestro granito de arena para ayudar al que necesita. Señor, que este año pueda reconocer Tu grandeza actuando en mí.
¡Adelante con fe!
Diácono Richie
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