Una antigua leyenda cuenta de un rey, en un país muy lejano, que quería comprender el misterio de Dios. Así que un día llamó a todos los sabios de su reino y les dijo:
– “Voy a premiar a aquel de ustedes que pueda darme una explicación razonable sobre el misterio de Dios.”
Todos trataron… habían sacerdotes, consejeros y nobles de la corte… hablaron por horas, pero ninguno pudo darle una explicación que satisficiera al rey.
Dentro de su reino vivía un humilde pastor, el más humilde de sus súbditos… y a sus oídos llegó la preocupación del rey. Así que esa misma tarde se dirigió al palacio y pidió una audiencia con su majestad.
Cuando le anunciaron al rey que aquel pastor humilde quería verle para explicarle el misterio de Dios, la corte estalló en una gran carcajada. Pero los consejeros más íntimos del rey le recordaron que ya todos lo habían intentado y ninguno había podido darle una explicación satisfactoria, así que no tenía nada que perder.
Se anunció al pastor y éste entró en la corte real… no había duda que contrastaba notablemente dentro de la corte. Todos vestían de lino fino con adornos en oro y plata, especialmente el rey, con su cetro y su corona. El pastor, en cambio, traía su ropa de trabajo, sucia y maloliente.
El pastor se acercó, hizo una reverencia ante el rey y le dijo:
– “Vengo a mostrarle a su majestad el misterio de Dios, pero antes, es necesario que el rey haga algo… que intercambie sus vestiduras por las mías.”
Todos se miraron sorprendidos, pero una vez más le dijeron al rey que si ya había llegado hasta allí, hiciera como pedía el pastor, después de todo, no tenía nada que perder. Así que el rey accedió, se puso las vestiduras humildes del pastor, y este se vistió con la ropa del rey.
El pastor prosiguió diciendo:
– “El misterio de Dios es como lo que su majestad acaba de hacer… Dios se humilló, despojándose de su naturaleza divina para asumir la nuestra y, así, ofrecerse Él mismo por nuestros pecados.”
Hermanos… esta pequeña historia nos muestra lo que Dios hizo por nosotros… cómo Él, siendo Dios, se humilló tomando nuestra naturaleza humana y se hizo hombre… nació, no en cuna de oro, sino en un humilde pesebre rodeado de animales… vivió como uno más entre nosotros… y cuando llegó Su Hora… se ofreció mansamente como Cordero Pascual… para liberarnos de nuestros pecados… y que nosotros, un día, también pudiéramos llegar a ponernos la vestidura de la vida eterna…
Comentarios
sipero en nigumometo dise como seyama el rey
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