pon
tu angustia delante de Dios
y pídele que te haga fuerte
Un día, mientras Jesús predicaba en Caná de Galilea —el mismo pueblo de la boda donde había convertido el agua en vino— se le acercó un funcionario real y le compartió una angustia que llevaba en su corazón: su hijo estaba muy enfermo y si Jesús no hacía algo, moriría. Aquel hombre era de otro lugar, era de Cafarnaún, pero cuando Jesús le dijo que su hijo había sanado, él creyó y regresó a su casa con su hijo. Esto lo encontramos muchas veces en los Evangelios. Es fe, pero también es confianza… es esperarlo todo de Dios.
Padre Pío solía decir: “Reza, espera y no te preocupes. La preocupación es inútil. Dios es misericordioso y escuchará tu oración”. Es así de sencillo… pero nos cuesta confiar. Nos cuesta dejarlo todo en manos de Dios, esperando que Él haga lo que sea mejor. No sé lo que estás pasando en tu vida, pero hoy entreguémosle a Dios todas nuestras cargas, nuestras angustias, nuestras preocupaciones, nuestros planes, nuestros sueños, nuestra vida entera… con la fe y la confianza de que Él hará lo que sea mejor. Oremos todos juntos:
Señor,
Tú siempre me has dado
la fuerza necesaria,
y, aunque débil,
creo en Ti.
Señor,
Tú siempre me has dado
la paz de cada día,
y, aunque angustiado,
creo en Ti.
Señor,
Tú siempre me has guardado
en la prueba más dura,
y, aunque estoy en ella,
creo en Ti.
Señor,
Tú siempre has alumbrado
en mis tinieblas,
y, aunque aún no tengo luz,
creo en Ti.
Amén.
Comentarios
Gracias Romualdo por esta y todas las bellas oraciones, por compartir a través tuyo, La Luz y Sabiduría de Jesús y la Virgen María. Gracias por toda la ayuda espiritual. Un abrazo hermano.Te saluda sinceramente Fernando Parra
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