Pienso que a todos nos alegra saber que «el Señor es compasivo y misericordioso» (Salmo 102). Pero nos cuesta muchísimo perdonar. El Evangelio de hoy (Mateo 18,21-35) nos invita a perdonar «de corazón».
Solemos juzgar duramente a los demás. Pensamos que no se merecen ser perdonados y se nos olvida que en el Padre Nuestro decimos: “perdónanos, como nosotros perdonamos…”.
¿Piensas que tu herida es grande? Mira la Cruz y escucha las palabras del Señor: “Perdónalos…”.
Todos nos merecemos sentir la sanación que se produce luego del perdón, no importa el tamaño de la ofensa. Fácil no es, pero bien sabemos que para Dios ‘nada hay imposible’.
Te invito a hacerle un regalo a tu corazón. Perdonar a aquel que te ha ofendido. Tu corazón te lo va a agradecer.
Recuerdo una ocasión que creía que había perdonado, pero no era así. Cada vez que salía el tema me irritaba fuertemente. Hasta que decidí orar por esa persona. Cuando lo mencionaba en la oración, los pensamientos se dirigían a la herida. Pero poco a poco, con la fuerza de la oración, aquellos pensamientos fueron cediendo. Mi corazón estaba sanando.
Dice el Salmo: «él rescata tu vida de la fosa y te colma de gracia y de ternura». Déjate rescatar por Jesús y experimenta toda la ternura que Él tiene para ti.
¡Adelante con fe!
Diácono Richie
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AMÉN.
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