No me canso de leer el relato de la Resurrección (Mt 28, 1-10; Jn 20, 1-9). Imagino la escena, las mujeres llegan, atemorizadas y alegres, el rostro del ángel brilla, los guardias tiemblan. Las mujeres salen de prisa a dar la noticia. Pedro corre, Juan se le adelanta. Hay duda, sorpresa, alegría…
Pensaba en las veces que yo he sido como Judas. También he sido como Pedro y como Tomás. Pero quisiera ser más como Juan, cerca del Corazón de Jesús y reconozco que me falta.
Dice en el Evangelio varias veces: “No teman”. Pero los discípulos no entendían. Como yo, que muchas veces no entiendo.
El Señor ha detenido el mundo, ha cerrado negocios, nos ha librado de compromisos, nos ha dejado en las casas, en un gran retiro. Él quiere decirme algo. Señor, abre mi corazón para que pueda escucharte.
Extraño la Comunión diaria. Esto no ha sido fácil para nadie y les comparto que para mí tampoco. Pienso en los hermanos que no pueden Comulgar. Ahora sé cómo se sienten. Pienso también en los lugares que no se permite celebrar Misa. En mis oraciones están.
Que en esta Pascua pueda dejarme lavar no solo los pies, sino el corazón. Que pueda recibir a María como mi Madre. Que pueda perdonar. Que pueda recibir el Cuerpo y la Sangre de Jesús, aunque sea Espiritualmente, con un corazón arrepentido.
¡Que esta Pascua sea de encuentro con Cristo Vivo!
Vuelvo a pensar en las palabras del ángel del Señor: “No teman”.
¡Feliz Pascua de Resurrección!
¡Adelante, con fe!
Diác. Richie
Comentarios
Quiero darles las gracias, por todos los mensajes tan maravillosos. Llenos de Fe, Esperanza y Amor. Gracias por ayudarme a ser un mejor ser y entender cosas que antes no podía o no quería ver. Un gran abrazo en la distancia en estos momentos que vivimos pero que terminaremos amando y valorando más el amor de Dios.
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