Juan Bautista se sorprendió cuando vio que Jesús venía para que lo bautizara. Por eso le dijo que era él quien debía ser bautizado. En el Evangelio de hoy (Mateo 3,13-17), Jesús le responde: «Está bien que cumplamos así todo lo que Dios quiere.»
Entonces Jesús, bautizado por Juan y lleno del Espíritu Santo, saldrá a proclamar la buena noticia, «porque Dios estaba con él.» No sin antes, insisto, “cumplir todo lo que Dios quiere”.
Hermanos, con la fiesta del Bautismo del Señor que celebramos hoy, termina el tiempo de Navidad. Momento propicio para reflexionar, sobre los frutos que hemos obtenido en este tiempo.
Hace años me di cuenta que no lograría avanzar en mi vida espiritual a menos que estuviera dispuesto a seguir las enseñanzas de Jesús. Sobre todo, en el amor y el perdón, aunque me cueste.
Entregarle nuestro corazón a Jesús implica un cambio de vida. Un cambio, por ejemplo, en la forma en cómo reaccionamos ante la adversidad. Notaremos en nosotros una paz que sólo viene de Dios. Este camino no es para andarlo solos, el Señor nos concede la gracia y la fuerza necesarias para las batallas diarias.
“Quien hace la voluntad de Dios y vive en su amor, es capaz de ver a Jesús en el otro y ser para él un verdadero hermano” (Papa Francisco).
Señor, derrama tu Espíritu Santo, para que seamos todos los días imitadores tuyo.
¡Adelante con fe!
Diácono Richie
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