2 de diciembre
confía en la Palabra de Dios
pidámosle a Dios hoy que nuestra fe sea una fe que confíe
Adviento viene del latín “adventus”, que significa venida o advenimiento. Para nosotros este es el tiempo donde nos preparamos para la venida de nuestro salvador Jesucristo, tanto al final de los tiempos como su nacimiento en Belén.
No sé si alguna vez lo has pensado, pero hay muchas formas de esperar. Por ejemplo, hay algunas esperas que causan angustia o miedo o ansiedad. Sin embargo, la espera de Adviento es una espera confiada, llena de esperanza pues conocemos a Ese a quien esperamos.
Fíjate, una vez Jesús iba entrando en Cafarnaún y se le acercó un centurión—un oficial del ejercito romano—pidiéndole por un criado enfermo. Aquel centurión no se sentía digno de acercarse a Jesús, pero reconocía que bastaba con que Jesús lo dijera de palabra para que su criado quedara sanado. La fe de aquel hombre era enorme, ¿sabes por qué? Porque era una fe confiada… él sabía, porque sabía, porque sabía, que Jesús podía sanar a su criado con solo una palabra de su boca. Creía en Jesús y creía en su Palabra. Por eso se presenta esperándolo todo de Él… y por eso repetimos sus palabras antes de recibir a Jesús en la Eucaristía: “Señor, no soy digno de que entres en mi casa, pero una palabra tuya bastará para sanarme.”
Apenas estamos comenzando nuestro camino de Adviento, aprovechemos el día de hoy para pedirle a Dios que, al igual que al centurión, nos conceda una fe viva, firme y confiada.
La frase para la reflexión de cada día de Adviento está tomada del Calendario de Patricia y Nacho (con la ayuda de Enca y Nito) y se inspira en las lecturas del día.
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