Pasadas las elecciones y el intenso ruido que generan, nos toca volver a centrarnos en Él. Pienso que el Evangelio de hoy puede ayudarnos. Está tomado de san Marcos 12, 38-44 y nos presenta a la viuda que «ha echado todo lo que tenía para vivir.»
A primera vista, parece absurdo que echara todas sus monedas. De seguro necesitaba ese dinero para alimentarse o cubrir otras necesidades. ¿Por qué lo hizo? Pues no sabemos, pero sí sabemos que confiaba en la Providencia de Dios.
Muchas veces nos da trabajo apartarnos de ciertas cosas que nos producen seguridad. Hasta del celular nos da trabajo separarnos. Pero si observamos el comportamiento de esta viuda, nos damos cuenta de que ella sabía que Dios proveería para ella y eso la motivó a ser generosa. Podemos decir que mientras más practicamos la generosidad, más crece nuestra confianza en Dios.
Les cuento que cada vez que mi esposa y yo hemos decidido caminar en fe y donar algo, el Señor nos ha mostrado su Providencia. Me refiero no sólo a cosas materiales, sino también las veces que hemos donado nuestro escaso tiempo o las veces que hemos donado nuestros limitados talentos. El Señor se ha encargado, una y otra vez, de obrar el milagro de la multiplicación.
Cuando nos lanzarnos en fe y confiamos en su Providencia, le estamos dando la oportunidad de mostrarnos cuánto nos ama y vela por nosotros. Ya sea porque suple nuestra necesidad, o bien nos dé la gracia para vivir sin eso que generosamente donamos. En ambos casos somos bendecidos.
Hermanos, aprendamos a pedir sólo lo que realmente es esencial para nuestras vidas. La oración del Padre Nuestro nos puede ayudar.
Dice el Papa Francisco: “Que Jesús nos dé la gracia de una total confianza en Dios.”
¡Adelante con fe!
Diácono Richie
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