Jesús se muestra insistente hoy. En el Evangelio (Juan 15, 1-8) nos invita a «permanecer» en Él. Jesús advierte que, los que no permanezcan en Él, no podrán dar fruto, ni podrán hacer nada, los tiraran fuera y los echarán al fuego. Palabras duras.
Pero mejor enfoquemos las siete veces que Jesús nos invita a “permanecer”. Una clara invitación, que sólo le falta mi respuesta. Pero, ¿cómo puedo permanecer en Él?
Permanecer en Jesús es la garantía de que nuestra vida dará frutos. Así que debemos hacer los cambios necesarios para lograrlo. Permanecer, es dejar que la Palabra cale hondo en nuestro corazón, que nos atraviese y provoque cambios. Permanecer, es ser testigos en un mundo que cada día tergiversa más los conceptos. Permanecer es cumplir sus Mandamientos. Es dedicar tiempo a las cosas de Dios. Permanecer, es vivir la experiencia de la fe contagiando a otros con la alegría de Cristo.
Permanecer es decirle sí a Jesús y tomar la decisión de amarlo cada día. Permanecer es tomar el Santo Rosario en mis manos y rezarlo diariamente.
Aquí la promesa: «Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que deseáis, y se realizará.» Y sigue: «Con esto recibe gloria mi Padre, con que deis fruto abundante; así seréis discípulos míos».
Señor, ilumina mi vida, para que pueda permanecer en Ti, y Tú en mí. ¡Te amo Jesús!
¡Adelante con fe!
Diácono Richie
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