V Domingo de Cuaresma: … pero si muere, da mucho fruto

Jesús es la semilla que cayó en la tierra, murió y produjo mucho fruto. Dice el Evangelio de hoy, quinto domingo de Cuaresma, san Juan 12, 20-33: «Os aseguro que, si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda infecundo; pero si muere, da mucho fruto.»

Ahora bien, todos estamos llamados a entregarle nuestra vida, esto es, morir a la vida de pecado para que también demos mucho fruto. Claro que no es fácil, pero es posible por medio de Él.

Cuando Dios nos llama a algún servicio, no necesitamos saber cuál es su plan, ni cual es el camino, porque Él es el camino.  Jesús quiere que seamos, antes de todo, obedientes, para luego poner nuestras habilidades a su servicio. Recordemos que nuestras habilidades, no son tan nuestras, son un don de Dios. «… aprendió, sufriendo, a obedecer» (Hebreos 5).

Él quiere que le entreguemos nuestras faltas y nuestra pequeñez. Quiere que le entreguemos nuestra vida de pecado y Él hará el resto. «Oh Dios, crea en mí un corazón puro, renuévame por dentro con espíritu firme» (Salmo 50).

A veces buscamos hacer pactos con Dios y Él no trabaja así. Le decimos, Señor, compláceme en lo que te pido y daré de mi tiempo en la Parroquia. Alguien me decía que, tan pronto como el Señor ‘arreglara’ su vida, estaría dispuesto a servirle. Yo le dije, o sea, que tú quieres que Él siga tu plan. ¿No será mejor que le preguntes a Él cuál es su plan para ti?

Hermanos, lo primero es la fe, la fe ciega en Él y en su plan, que es ciertamente mejor que el nuestro. Te invito a caminar tras de Él con confianza y te dará las herramientas necesarias para el camino.

Jesús quiere sanar tu corazón, pero tienes que estar dispuesto a entregarle tu vida toda. No una parte, no con condiciones ni medidas, Dios quiere toda tu vida. «El que quiera servirme, que me siga, y donde esté yo, allí también estará mi servidor; a quien me sirva, el Padre lo premiará.»

¡Adelante con fe!

Diácono Richie