Terminamos el año. Esta noche la llenamos de fiesta. Y es bueno. Cerramos una temporada, mañana empezamos otra. Hoy la oración tiene que ser muy personal, porque tú y él conocéis muy bien la letra pequeña de este año de tu vida. Por eso, sólo me atrevo a sugerirte que hoy reces así: «Señor, gracias, perdona, y ayúdame más.»
Primero, gracias. Este año de vida te lo ha dado él. ¡Ánimo! Ve repasando algunas cosas que desde enero hasta hoy has recibido. Muchas que sólo conoces tú. Otras… familiares. Otras… en tu país. Otras… en la Iglesia. Otras… Y toda su gracia. Fíjate: dice san Agustín que supone mayor poder por parte de Dios el perdón de un pecado que el acto de crear el Universo. Gracias por el perdón que tantas veces me concedes. Gracias por…
En segundo lugar, perdón. Al mirar el año quizá veas que te has quedado corto en tantos asuntos en los que él contaba contigo. Temporadas de despiste por tu parte, de ir a lo tuyo, o… Señor, perdona por…
Por último, ayúdame más. Porque al empezar un año lo más seguro es contar más con él y con su Madre. Ayúdame más en cada uno de los minutos de cada uno de los días de este próximo año.
Madre mía, sigue cuidándome todos los días de mi vida. Gracias, perdón y ayúdame más.
Fuente: Diciembre. Adviento. Navidad, por el Padre José Pedro Manglano.
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