Un hombre, viendo sufrir a otro a quien la fortuna había vuelto la espalda, indignado, se encara con Dios diciendo:
—No hay derecho, no es justo que permitas que este pobre hombre sufra tanto. Deberías hacer algo por él.
—Ya hice algo, le contestó Dios.
—¿Si? ¿Y qué has hecho?, replicó el hombre con tono insolente.
—Te puse a ti a su lado.
Protestar es fácil, pero estéril, no resuelve nada. Arrimar el hombro y ayudar a paliar el dolor de quienes tenemos al lado, eso es misericordia… y la misericordia NUNCA es estéril. Aunque, claro, cuesta mucho más que protestar.
Comentarios
Mi recomendación es que hables con tu sacerdote y le pidas que te dé algunos consejos. Él conoce la comunidad y sabe la mejor forma de llevarles el mensaje. DTB!
tengo predica pronto y no se como preparar el sermon
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