Hoy celebramos la hermosa Solemnidad del Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo. El Evangelio está tomado de san Marcos 14, 12-16. 22-26. Algunas de las palabras que dice el sacerdote durante la consagración están tomadas de este Evangelio.
Hermanos, cada vez que recibimos la Eucaristía nos acercamos un poco más al Señor. Pero no sólo nos acercamos a Él, sino que a nuestros hermanos también. O sea, nos encontramos con Jesús en el necesitado y nos encontramos con Jesús en la Eucaristía.
Por otro lado, esta solemnidad nos ayuda a enfocarnos en la bondad de Jesús, que nos alimenta con su Cuerpo y su Sangre. Jesús quiere compartir su amor y te espera pacientemente.
Les cuento que cada vez que el sacerdote eleva el pan, convertido en el Cuerpo de Cristo, y el cáliz con el vino, convertido en su Sangre, siento que el corazón se me quiere salir del pecho. En ese momento procuro sumergirme completamente en el cáliz y aunque a veces le digo lo que me preocupa, mayormente trato de pensar solamente en su bondad y en su infinito amor por mí. Luego, al recibir la Comunión, mi corazón se llena de un gozo indescriptible.
Hoy en Misa, recibe la Comunión con un corazón agradecido. Si haces la Comunión espiritual, recíbela también con alegría. Porque Él es quien te alimenta, Él es quien puede satisfacer todas tus necesidades. Él es quien puede llenar tu corazón de paz y de perdón. Él quiere sanarte y saciarte.
Dice el Papa Francisco: “Dios ha escogido el signo de la sangre, porque ningún otro signo es tan elocuente para expresar el amor supremo de la vida donada a los demás.”
Te invito a visitarlo en el sagrario, preferiblemente a diario y decirle “te amo Jesús, gracias por tanto,” lo demás déjaselo a Él.
¡Adelante con fe!
Diácono Richie
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