Hay un antiguo devocionario* del año 1866 que incluye nueve hermosas bendiciones dedicadas a la Virgen. Explica el devocionario que ésta era una práctica que se llevaba a cabo en una capilla de Madrid durante los sábados de Adviento y durante los nueve días siguientes a Navidad. Como ayer celebrábamos la fiesta de la Inmaculada Concepción, se las comparto…
Nueve bendiciones afectuosas a la Santísima Virgen María
(Después de cada bendición se reza un Avemaría.)
¡Oh Santísima Virgen María!, sea una y mil veces bendito vuestro purismo seno, en que por nueve meses hizo su morada el Hijo de Dios, hecho hombre por dar salud a mi alma.
Dios te salve, María…
¡Oh Santísima Virgen María!, sean una y mil veces benditos vuestros pechos virginales, con cuya leche se alimentó el Hijo de Dios, hecho hombre por dar salud a mi alma.
Dios te salve, María…
¡Oh Santísima Virgen María!, sea una y mil veces bendito vuestro maternal regazo en que reposó y durmió dulcemente el Hijo de Dios, hecho hombre por dar salud a mi alma.
Dios te salve, María…
¡Oh Santísima Virgen María!, sean una y mil veces benditos vuestros santísimos brazos, que llevaron, abrazaron y tiernamente estrecharon al Hijo de Dios, hecho hombre por dar salud a mi alma.
Dios te salve, María…
¡Oh Santísima Virgen María!, sean una y mil veces benditas vuestras hermosísimas manos, que acariciaron y cuidadosamente sirvieron al Hijo de Dios, hecho hombre por dar salud a mi alma.
Dios te salve, María…
¡Oh Santísima Virgen María!, sean una y mil veces benditos vuestros ojos virginales que con tanto deleite se recrearon contemplando el rostro del Hijo de Dios, hecho hombre por dar salud a mi alma.
Dios te salve, María…
¡Oh Santísima Virgen María!, sean una y mil veces benditos vuestros oídos castísimos, que con tanta frecuencia oyeron el dulce nombre de Madre de la boca del Hijo de Dios, hecho hombre por dar salud a mi alma.
Dios te salve, María…
¡Oh Santísima Virgen María!, sean una y mil veces benditos vuestros candidísimos labios, que con gozo inexplicable imprimieron tiernos ósculos en el Hijo de Dios, hecho hombre por dar salud a mi alma.
Dios te salve, María…
¡Oh Santísima Virgen María!, sea una y mil veces bendita vuestra lengua angelical, que sin cesar alabó y llamó hijo querido al Hijo de Dios, hecho hombre por dar salud a mi alma.
Dios te salve, María…
* “Áncora de Salvación o Devocionario, que suministra a los fieles copiosos medios para caminar a la perfección y a los párrocos abundantes recursos para santificar la parroquia”, decimosexta edición (1866), Padre José Mach, de la Compañía de Jesús.
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