El Evangelio de hoy (Mateo 17, 1-9) nos presenta la Transfiguración. Dice Pedro con gran seguridad: «Señor, ¡qué bien se está aquí!»
Hoy, Pedro, Santiago y Juan tuvieron el privilegio de ver la apariencia que Cristo tendrá en la resurrección, cuando regresará en toda su gloria al final de los tiempos. Tuvieron el privilegio de escuchar la voz del Padre. Ellos se enfrentan a un momento sorprendente y hermoso; necesario para fortalecer su fe, ante lo que estaba por suceder.
Ahí están los tres, observándolo todo. Llamados a la obediencia, llamados a confiar e invitados a seguir a Cristo por el camino de la cruz. Llamados a beber de la copa sin miedo.
Dice P. Slavko Barbaric, en su libro ‘Sean semejantes a mi corazón’: “Es importante que no tratemos de evitar el sufrimiento. Si decimos que Jesús vino a cambiar el mundo, entonces debemos cambiar nuestra mentalidad y mirar el sufrimiento como lo mira María. Si no logramos cambiar nuestra visión, nos costará comprender el amor de Dios.”
Somos llamados a vivir la vida que se nos dio en plenitud, de la mano de Jesús y producir fruto. A buscar la felicidad abandonándonos completamente en Él.
Jesús te está llamando a subir juntos a la montaña. Te está llamando a apartar tiempo para Él todos los días y te dice: «Levántense, no tengan miedo.»
¡Adelante con fe!
Diácono Richie
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