Dice San Pablo en la segunda Lectura de hoy (Efesios 1,3-6.15-18): «Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido en la persona de Cristo con toda clase de bienes espirituales y celestiales.»
Hoy es el primer domingo del nuevo año. Para todos, el año que terminó fue uno muy difícil. Pero enfoquémonos en la parte medio llena del vaso. Dejemos de lado las cargas y preocupaciones y miremos las bendiciones que nos ha dado el Señor. Que ciertamente son muchas.
Este año que comienza sea una nueva oportunidad para, como dice el Papa Francisco: “Redescubrir a mi familia”. De la misma manera, que sea una oportunidad para comenzar de nuevo y acercarme más al Señor, por medio de la oración y los Sacramentos. Dejarme interpelar por la Palabra y dejar que el Señor obre en mí y en mi familia.
Este tiempo de Navidad se trata de Uno que se hizo hombre para estar cerca de mí. «La Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros» (Antífona del salmo que leemos hoy).
Gracias Señor, porque en este tiempo de necesidad, te he sentido bien cerca. Obra en mí, Señor, obra en mí. Gracias Jesús por el bien que quieres de todo esto. ¡Feliz año nuevo!
¡Adelante con fe!
Diácono Richie
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