evita
mandar,
imponerte sobre los demás
Ya llevamos dos semanas en nuestro camino de Cuaresma y de seguro has hecho algún ofrecimiento al Señor. Por lo menos, si hemos cumplido lo que nos pide la Iglesia, habremos ayunado el Miércoles de Ceniza y nos habremos abstenido de comer carne los viernes. Pero, ¿sabes cuál es el propósito de esto? Con nuestras pequeñas privaciones vamos “domando” nuestras pasiones y creciendo en humildad.
Fíjate, el pasaje del Evangelio de hoy nos presenta a la madre de Santiago y Juan pidiéndole a Jesús que sus hijos se sienten a su lado en el Reino. Ella pensaba en un reino de poder, a imagen de los reinos de los hombres. Pero el Reino de Jesús —como Él mismo le dijo a Pilato— no es de este mundo. Es un Reino espiritual, donde para ser grande hay que ser pequeño, donde en lugar de mandar y dirigir, se trata de servir con humildad a los demás.
El Cardenal Rafael Merry del Val rezaba las letanías de la humildad cada vez que terminaba de celebrar la Eucaristía. Hoy te invito a rezarlas:
Jesús, manso y humilde de Corazón… óyeme.
Después de cada petición, repetimos: “líbrame, Jesús”.
Del deseo de ser lisonjeado… líbrame, Jesús.
del deseo de ser alabado…
del deseo de ser honrado…
del deseo de ser aplaudido…
del deseo de ser preferido a otros…
del deseo de ser consultado…
del deseo de ser aceptado…
del temor de ser humillado…
del temor de ser despreciado…
del temor de ser reprendido…
del temor de ser calumniado…
del temor de ser olvidado…
del temor de ser puesto en ridículo…
del temor de ser injuriado…
del temor de ser juzgado con malicia…
Después de cada petición, repetimos: “Jesús, dame la gracia de desearlo”.
Que otros sean más amados que yo… Jesús, dame la gracia de desearlo.
que otros sean más estimados que yo…
que otros crezcan en la opinión del mundo y yo me eclipse…
que otros sean alabados y de mí no se haga caso…
que otros sean empleados en cargos y a mí se me juzgue inútil…
que otros sean preferidos a mí en todo…
que los demás sean más santos que yo con tal que yo sea todo lo santo que pueda…
Oración
Oh Jesús que, siendo Dios, te humillaste hasta la muerte, y muerte de cruz, para ser ejemplo perenne que confunda nuestro orgullo y amor propio. Concédenos la gracia de aprender y practicar tu ejemplo, para que humillándonos como corresponde a nuestra miseria aquí en la tierra, podamos ser ensalzados hasta gozar eternamente de Ti en el cielo. Amén.
Comentarios
AMÉN.
Tienes algo que decir
Te invitamos a comentar, aportar, sugerir, elogiar, objetar, refutar... sobre los temas y artículos que aquí presentamos.
Sigue nuestro grupo de oración en Facebook.