La Plegaria Eucarística es “el corazón” de la Santa Misa. Es como si fuera un gran diálogo de oración con Dios y, aunque es una sola gran plegaria, está compuesta de varias partes. La primera parte, que es la que nos ocupa hoy, es el Prefacio*.
Sabemos que Eucaristía significa “acción de gracias”… pues de todas las oraciones de la Misa, el Prefacio es la que nos muestra esta realidad con más claridad. La Iglesia—o sea, todos los fieles—le da gracias al Padre, por Cristo, en el Espíritu Santo. Nuestra oración siempre es Trinitaria y le damos gracias a Dios por todas sus obras. Damos gracias por la creación, por la redención y por la santificación. Pero no damos gracias nosotros solos, sino que nos unimos a la Iglesia celestial donde los ángeles y los santos alaban incesantemente al Dios tres veces santo (CIC 1352).
Vamos a ver si entendiste bien esto último que te expliqué… ¿Cuántas personas crees que hay en la Misa? Te aseguro que por mejor que cuentes, no vas a poder acertar el número. ¿Sabes por qué? Porque en la Misa está reunida toda la creación: la humanidad entera, aquí en la tierra, junto a todos los santos y los ángeles en el cielo. Te explico,
EL SEÑOR ESTÉ CON USTEDES (Y con tu espíritu)
Ese “ustedes” se refiere, no sólo los presentes, sino a todos los seres humanos en el mundo.
LEVANTEMOS EL CORAZÓN (Lo tenemos levantado hacia el Señor)
Levantarlo hasta el cielo, para que todos los que estamos acá, en el mundo, nos unamos a todos los que están allá, en el cielo.
DEMOS GRACIAS AL SEÑOR, NUESTRO DIOS (Es justo y necesario)
A continuación el sacerdote hace una oración donde le dice al Padre los motivos por los que le damos gracias. Y siempre, siempre, siempre empezamos dándole gracias por darnos a Jesucristo. Luego se añaden otros motivos que varían de acuerdo al día que celebramos. Por eso, te invito a que estés muy atento a las palabras del sacerdote para que descubras todos los motivos que tenemos para darle gracias a Dios.
POR ESO, CON LOS ÁNGELES Y LOS SANTOS, PROCLAMAMOS TU GLORIA DICIENDO… Al finalizar nos unimos al canto de alabanza de los ángeles y de los santos, rezando o cantando todos juntos el Santo.
Verás… La finalidad del Prefacio es agradecer a Dios por todos los dones y beneficios que nos ha concedido a lo largo de la historia de la salvación. Pero para reconocer su grandeza y reconocer sus obras necesitamos una doble actitud. En primer lugar, actitud de agradecimiento porque todo lo hemos recibido en forma gratuita. Por otra parte, de alabanza porque todas esas obras magnificas son la acción de un Dios poderoso que nos ama inmensamente.
En el 2006, el Papa Benedicto XVI le hablaba a un grupo de sacerdotes sobre el arte de celebrar la liturgia y les decía que lo esencial es que lo que decimos con los labios esté de acuerdo con lo que pensamos y sentimos en el corazón. ¡Bendito consejo de Benedicto XVI para nosotros también!
Mi deseo para ti es qué este día no te limites a escuchar y repetir las palabras del sacerdote, sino que las lleves hasta tu corazón para, desde allí, unirlas al coro de los ángeles y los santos que viven alabando y dando gracias a Dios continuamente.
¡Feliz domingo y feliz Eucaristía!!!
* Prefacio viene del latín “pre-factum”, que quiere decir “antes del hecho (suceso, acontecimiento)”.
Hay tantos Prefacios distintos que algunos han venido a pensar él como una parte separada del resto de la Plegaria Eucarística, pero en realidad forman una gran unidad.
Estas pequeñas cápsulas están inspiradas en el app iMisa y el libro “La misa: antes, durante y después”, ambos del Padre José Pedro Manglano; así como otras fuentes.
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