La Navidad tiende a sacar lo bueno de las personas. Es así. Mira a tu alrededor y lo comprobarás. En Navidad hay más alegría, más generosidad, más tolerancia, más esperanza, más paciencia, más ganas de vivir, más fe… Algunos dirán que es el ambiente de fiesta lo que causa esto. Pero no, se trata del “espíritu” de la Navidad. De ese “algo”, que aunque algunos lo rechacen o nieguen, está siempre presente: el nacimiento del Niño Dios. Y es que no puede ser de otra forma, porque Navidad es Jesús… y todo lo demás sale sobrando.
Pero, si Navidad es Jesús… entonces no podemos limitarla a un solo día en el año. Ni siquiera a una época o un tiempo litúrgico. ¡Ah! Ya entiendes hacia donde voy… si Navidad es Jesús, entonces todos los días es Navidad.
Sí… todos los días volvemos a abrir los ojos al milagro de la Vida… todos los días recibimos una nueva oportunidad para ser felices… todos los días tenemos la posibilidad de ser mejores… y todos los días podemos abrirnos al Amor de Dios. Has que éste —y todos los demás días— cuenten en tu vida y en la de los demás… ESO también es Navidad…!
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