Me llama la atención este versículo del Evangelio de hoy: «Esta enfermedad no acabará en la muerte, sino que servirá para la gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado por ella» (Jn 11, 4).
Yo respondo: ¡Gracias Señor!
Hermano, aprende a dejar que la Palabra del Señor penetre hasta tu corazón. No la escuches como quien oye llover. Sino deja que te afecte, que te transforme, que te traspase. Ora hasta que escuches a Dios. Alguno me dirá, pero es que no lo escucho. Pues ora más. Sumérgete en las profundidades de la oración. El Señor te va a llevar por caminos hermosos.
En el Evangelio, Jesús viene a devolverle la esperanza a Marta. El vence a la muerte. Esta crisis pasará y nos volveremos a abrazar y a reunir en familia, en la parroquia, en las calles.
«¿No te he dicho que si crees verás la gloria de Dios?» (Jn 11, 40).
Jesús sale a tu encuentro. El Señor quiere obrar en tu vida. Cree, confía, ábrele tu corazón, dale espacio, permítele, invítalo… que El hará el resto.
Me preguntaban, y la Misa, ¿por qué se elimina? Hermanos, no se eliminó, se sigue Celebrando. Ahora el internet está lleno de Misas, Oraciones, Prédicas, Adoración… los Sacerdotes, Diáconos y fieles estamos más activos que nunca en las redes. ¡Que bendición!
«Padre, te doy gracias porque me has escuchado; yo sé que tú me escuchas siempre…» (Jn 11, 42).
¡Adelante con fe!
Diác. Richie
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AMÉN.
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