Herodes fue nombrado procurador de Judea por Julio César en el año 47aC… siete años más tarde consiguió que Marco Antonio le concediera el título de “rey” de Judea… pero el pueblo le consideraba un rey extranjero porque ni pertenecía a la dinastía real de los Asmodeos… ni era hebreo, pues su linaje era idumeo (descendientes de los edomitas)… para tratar de subsanar estas “diferencias”, tomó como su segunda esposa a Mariamne, nieta de los reyes asmodeos Hircano II y Aristóbulo II…
En su odio por los Asmodeos y su afán de afianzarse en el poder, hizo matar a Antígono II, sucesor directo al trono… así como a Aristóbulo II, abuelo de Mariamne… y a Aristóbulo III, hermano de Mariamne y Sumo Sacerdote… poco tiempo después ejecutó también a Mariamne y a su madre… y luego a los dos hijos que había tenido con ella… así como al hijo que había tenido con Doris, su primera esposa…
Este “simpático y colorido” personaje reinaba al momento que Jesús nace en Belén… fue él quien recibió a los Magos de Oriente en su palacio… y en ese mismo afán enfermizo de mantenerse en el poder que le llevó a matar hasta sus propios hijos, mandó a ejecutar a todos los niños menores de dos años en Belén y sus alrededores con la intención de matar al Mesías… es en este acto atroz que encuentra su cumplimiento la profecía de Jeremías,
En Ramá se oyó una voz,
hubo lágrimas y gemidos:
es Raquel, que llora a sus hijos
y no quiere que la consuelen,
porque ya no existen.
He querido explicarles con detalles quién era Herodes para que comprendamos el odio y la saña que se desató en aquel pequeño poblado de pastores… el sanguinario rey que sin siquiera alterar su pulso, mandó a ejecutar decenas de niños inocentes en una carnicería sin precedente… el barbarismo de los soldados, que llevaron a cabo tal atrocidad sin remordimiento alguno… el dolor desgarrador de los padres, quienes veían como sus hijos eran degollados frente a ellos… el horror y el sufrimiento de los pequeños, arrebatados de los brazos de sus madres para ser matados cruelmente por sus verdugos… es como si el mismo diablo hubiera querido detener el Plan que Dios ponía en marcha…
Hoy recordamos a esos niños inocentes que dieron su vida por Jesucristo… y es lamentable que todavía existan “Herodes” en nuestros días… tal vez no lo has pensado, pero el diablo sigue arrebatando las vidas a niños inocentes en su afán por tronchar el Plan de Dios para este mundo… la única diferencia es que en el tiempo de Herodes las víctimas fueron algunas decenas… y en nuestro tiempo, las víctimas suman millones…
Por eso te invito a unirte a nosotros en una oración,
Señor y Padre nuestro… también en nuestra sociedad estamos rodeados de muchos “Herodes”… tal vez más crueles y despiadados que aquel que envió a matar aquellos niños de Belén… el “Herodes” del aborto, que roba la vida de miles de bebés cada año… el “Herodes” de las drogas… de la pornografía… de la violencia… el “Herodes” de los hogares destruidos y las familias separadas… el “Herodes” de la falta de fe… de la desconfianza… de la deshonestidad… de la desesperanza… y del desamor…
Señor, cada día estos “Herodes” humillan y denigran a millones de niños y jóvenes… cada día les privan de la verdad… les despojan de la inocencia… les quitan su dignidad… les hieren y destruyen sus vidas… y, Señor, son muy pocos los que levantan su voz o hacen algo por ayudarlos… Te pido perdón por nuestra indiferencia… y te ruego, por la sangre de aquellos Santos Inocentes de Belén, que les protejas del mal que se alza sobre ellos…
Señor, nuestros niños y jóvenes no son los únicos “Inocentes” que hay a nuestro alrededor… en nuestro mundo también hay miles de “Inocentes” que son maltratados, humillados y asesinados por ser de otra “raza”… por tener “otro” color de piel… por creer o sentir distinto… o por el mero hecho de haber nacido en la pobreza…
Te rogamos, Señor y Dios nuestro, que abras nuestros ojos para que podamos reconocerles… al cruzar la calle… cada vez que encontramos un deambulante en un semáforo… cada vez que vemos un drogadicto tirado en una esquina… cada vez que escuchamos en las noticias sobre un hecho violento en un hogar… sobre otra mujer maltratada o asesinada a manos de su esposo… que no seamos meros espectadores de su desgracia, sino instrumentos de tu amor y tu misericordia…
Perdónanos, Señor amado… pero cada vez que vemos una injusticia y volvemos la mirada hacia otro lado… cada vez que escuchamos de un atropello o un abuso contra un hermano y guardamos silencio… cada vez que nos hemos cruzado de brazos en lugar de defender un “Inocente”, nos convertimos nosotros también en “Herodes”…
Por eso, en este día quiero pedirte que toques cada corazón… comenzando por el mío, Señor… y pongas en nosotros un poquito de ese amor compasivo y misericordioso que hay en Tu Corazón… para que junto a Ti, pongamos nuestro esfuerzo en hacer un mundo más justo y mejor… Amén…
Comentarios
Hola amigo Romualdo, y a todos los amigos de la página. Cuando leemos en la biblia acerca de este pasaje, sobre la matanza de los niños en Belén. Y de este personaje Herodes. Nuestra alma se desgarra de tristeza y clama a Dios. “!Señor mio” y “! Dios mío “. Ten piedad de nosotros, pobres pecadores. Indignos somos.”Oh Padre querido”. A veces por creernos justos, cuando no lo somos. Pero tú sabes bien que la vida es una lucha. Una lucha constante, entre el bien y el mal. El bien que queremos y que no hacemos por falta de voluntad, por falta de amor o de perseverancia. Convirtiéndonos en el Herodes. Pero en el Herodes, de nuestra propia dejadez, de nuestra propia desconfianza, de nuestra propia ingratitud, de no querer avanzar hacia ti. Y no darnos cuenta. Cuanto nos quieres, cuanto nos amas y sufres de dolor y de tristeza, cuando somos indiferentes. Pero es tan grande tu amor y puro eres de corazón, que quieres a tu creación y encuentras la manera de salvarnos de protegernos. Porque nos conoces como la palma de tu mano. Y sabes bien como somos, cada uno de nosotros, tus creaturas. Por crearnos. Y sabes cómo nos cuesta la vida. Porque no todo es felicidad. Porque hay tanta pobreza, pero pobreza de espíritu que nos enceguece la razón. Perdón Señor. Perdón. La mirada puesta, en tus hijos está. Dador de vida y dador de amor. Míranos con compasión para que no perdamos la razón Para que cada vez que nuestra mirada se fije en el cielo y necesitemos de tu ayuda y consuelo, no te sintamos tan lejos . Solo a una oración de distancia. Bendiciones para todos mis amigos.
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