Señor, mira a tu pueblo que aguarda el Espíritu Santo. Mira a los jóvenes. Mira a las familias. Mira a los niños. Mira a los enfermos. Mira a los sacerdotes. Mira a los consagrados y las consagradas. Mira a los obispos. Mira a todos y concédenos aquella santa borrachera, la del Espíritu, la que nos hace hablar todas las lenguas, las lenguas de la caridad, siempre cercanos a los hermanos y a las hermanas que tienen necesidad de nosotros.
Enséñanos a no luchar entre nosotros para tener un trozo más de poder. Enséñanos a ser humildes. Enséñanos a amar más a la Iglesia que a nuestro partido, que nuestras «peleas» internas. Enséñanos a tener el corazón abierto para recibir el Espíritu.
Envía, oh Señor, tu Espíritu sobre nosotros.
Amén.
Asamblea Nacional de la Renovación Carismática, 1 de junio de 2014
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