Este domingo Jesús les explica a los discípulos—y a nosotros—cómo deben orar… y lo hace con una parábola (Lucas 18, 1-8). Era una viuda que vivía día y noche clamando a un juez injusto que le hiciera justicia. El juez, después de mucho tiempo, le hace justicia ante la insistencia de su reclamo. Por eso Jesús nos dice, si ese juez injusto oyó la súplica de la viuda, cuánto más no escuchará el Padre nuestra súplica si perseveramos con fe en nuestra oración.

El Evangelio hoy nos habla de orar sin desanimarnos. Me encanta San Agustín que decía: “Trabaja como si todo dependiera de ti y Ora como si todo dependiera de Dios”.
Dios siempre nos escucha, aunque parezca que no. Pero esa respuesta no siempre llegará como yo quiero. Si pido paciencia, pues llegarán situaciones que me fortalezcan la paciencia. Del mismo modo, si pido paz, debo ser precursor de la paz. Por ejemplo, como cuando se me cruza un carro de frente.
Digamos también que esa respuesta que espero llegará en el tiempo de Dios. Aunque yo crea que tarda. La realidad es que Él sabe cuándo es el momento conveniente. A nosotros nos toca perseverar y confiar. Confiar en Su poder, confiar en Su plan.
Te invito a buscar momentos de silencio para acercarte a Jesús. Decía Santa Teresa de Jesús: “Orar es hablar con quien nos ama”. Vamos, ánimo, te invito a rezar un Rosario.
¡Adelante con fe!
Diác. Richie
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