Una madre de tres niños tenía pocos amigos y era incapaz de amar a nadie. El Señor permitió que tuviera un accidente que la dejó prácticamente coja. Después del accidente, el rencor que sintió por todos, incluso por Dios, no le permitió ni salir de casa. Con una desesperación total, no quiso hacer nada ni hablar con nadie.
Pasó más de un año casi sin una señal de mejoramiento. Aunque pudo caminar, por lo menos con muletas, su estado de ánimo seguía mal. No quería cocinar para la familia ni lavar la ropa ni limpiar la casa. El esposo quedó con toda la responsabilidad del hogar. Un día, unos miembros de una comunidad carismática decidieron ir a visitarla y orar por ella… Y empezó a cambiar. Ella empezó a cocinar, después de casi dos años, y a hacer los quehaceres de la casa. Cambió su actitud, su manera de ser y hasta comenzó a vestirse mejor y estar más presentable. Ahora su pierna esta totalmente sana y sus muletas han pasado a ayudar a otros enfermos. Ella, junto con su marido y sus hijos, son miembros activos de su parroquia.
Dice el padre Darío Betancourt,
Un día, me vino a pedir oración de sanación una señora que estaba invadida por la artritis. Para caminar, necesitaba de la ayuda de muletas. Después de conversar con ella, descubrí que tenía un odio a su nuera, casada con su único hijo, mientras que, por otro lado, tenía un gran amor por su único nieto. Después de hacer oración de sanación interior y alabar a Dios por ese nieto tan precioso, la señora se dio cuenta de que, gracias a su nuera, tenía un nieto tan lindo. Al final de unas horas de oración, la señora se fue a su casa muy restablecida, llevando en las manos sus propias muletas. Había perdonado y sanado.
Del libro “La alegría del perdón”, por el Padre Ángel Peña… puede descargar este y otros de sus libros en autorescatolicos.org/angelpena.
Comentarios
Rumualdo hoy sabado he amanecido con un dolor de espalda y mareo y que mal me encuentro yo le pido a Jesús que me ayude y me cure ya he leido el evangelio de hoy y de mañano y como siempre que suerte tenian los abitantes cuando vivia Jesús que fue el mejor medico y curaba a todos los que se le presentaba y resucitaba alos muestos, que suerte tenian y ahora vamos a Jesús yo le toco al crucifico que tengo y tambien selo pido que me cure y estoy en espera de su curación. y os pido que receis por mi a jesús y me ayudareis para curarme y Jesús si me cura nos aumentara la Fé.. Los cristianos solo le tenemos a Él y le pedimos nos ayude como lo hizo a los judios que selo pedian.
Yo le digo bendito seas Jesús ayudanos. José Cesar.-
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