El DALAI LAMA, jefe espiritual de los budistas del Tibet es otro gran ejemplo para nosotros. Dice: Nosotros los tibetanos hemos sufrido mucho con la invasión del Tibet por los chinos. Mientras estamos hablando, los chinos están desmantelando sistemáticamente los grandes monasterios del Tibet, piedra tras piedra. Casi todas las familias tibetanas que están aquí en Dharamsala (India), tienen una historia triste que contar. La mayor parte han perdido al menos a uno de su familia a causa de la atrocidad de los chinos… Pero yo no odio a los chinos, los perdono siempre y los considero como hermanos y hermanas. Mi rechazo es al partido comunista, no a los chinos.
Yo razono así. Si desarrollo malos sentimientos hacia aquellos que me hacen sufrir, esto sólo servirá para destruir mi serenidad mental. Pero si perdono, mi mente estará en paz. Nuestra lucha por la libertad del Tibet la llevamos adelante sin rabia, sin odio, con sincero perdón. Tengo el pleno convencimiento de que las emociones negativas como el odio no son buenas. Luchar con mente serena y con compasión es más eficaz.
Él cuenta la historia de Lopon-la, un monje que fue encarcelado por los chinos. Permaneció dieciocho años prisionero. Por fin, fue liberado y vino a la India. No lo veía desde hacía 20 años, pero parecía él mismo, aunque más viejo. Me contó que los chinos lo obligaban a renegar de su religión y lo torturaban muchas veces. Pero él me dijo: Sólo había una cosa a la que tenía miedo. Tenía miedo de perder la compasión para con los chinos y no perdonarlos… El perdón lo ayudó en la cárcel. Gracias al perdón, su tremenda experiencia no se transformó en algo peor. Él sufría mucho, pero con su capacidad de perdonar pudo sobrevivir aquellos años de cárcel sin daños síquicos irreparables.
Del libro “La alegría del perdón”, por el Padre Ángel Peña… puede descargar este y otros de sus libros en autorescatolicos.org/angelpena.
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