En la liturgia, la fiesta del Bautismo del Señor que celebrábamos ayer marca el final del tiempo fuerte de Navidad para dar paso nuevamente al tiempo durante el año… ya no contemplaremos al Niño Dios, sino que volveremos a encontrarnos con un Jesús adulto que nos muestra el rostro misericordioso de Dios… y nos invita a volcarnos amorosamente hacia nuestros hermanos…
Lo mismo nos sucede a nosotros… se acabaron las fiestas y ha llegado el momento de bajar revoluciones para volver a nuestra vida ordinaria… aunque aún nos queda el recuerdo vivo del Niño que nos mira con ternura desde su humilde pesebre… ahora es tiempo de recoger los adornos y las luces… y de guardar los belenes para el próximo año…
Pero hay otra “Navidad”… otras realidades que no podemos olvidar… otros “belenes” que permanecen… los “belenes” de la pobreza, de la miseria, de la enfermedad, de la soledad, de la injusticia, del sufrimiento, de la persecución, de la intolerancia… en cada uno de ellos hay seres humanos que claman pidiendo ayuda… y en cada uno de ellos está Jesús esperando por nosotros… esos “belenes” no pueden guardarse en la repisa de arriba, escondidos a nuestra vista…
Esa otra Navidad nos llama a seguir encontrándonos con Jesús en cada rostro que sufre… abrazándole en cada hermano necesitado… adorándole en cada miserable que espera una mano amiga y un hombro solidario… eso es lo que Dios espera de nosotros… el tiempo de celebración ha terminado, ahora nos toca voltear la cabeza, abrir nuestros corazones y remangarnos las camisas para trabajar por un mundo mejor y más justo…
De una manera especial quiero presentarte este día a los cristianos perseguidos en Irak y Siria… ellos son un retrato vivo de lo que trata esta publicación… ya no están en las portadas de revistas y periódicos, y el mundo parece haberlos olvidado… pero siguen sufriendo y dependiendo de nuestras oraciones…
Comentarios
Sigamos orando por los cristianos perseguidos y no nos olvidemos de los hermanos más cer-
canos que nos necesitan: los enfermos, los desalentados, los que no conocen a Jesús… –
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