Un amigo mío llamado Pablo recibió un automóvil de parte de su hermano como regalo de Navidad. En Nochebuena cuando Pablo salió de su oficina, un pilluelo estaba caminando alrededor del flamante auto nuevo, admirándolo.
– “¿Es este su auto señor?,” preguntó.
Pablo asintió con la cabeza.
– “Mi hermano me lo regaló por Navidad.”
El joven estaba asombrado.
– “¿Quiere decir que su hermano se lo regaló y que a usted no le costó ni un centavo? Vaya, ya quisiera,” dijo suspirando para sus adentros.
Claro que Pablo sabía lo que deseaba… deseaba tener un hermano como el suyo. Pero las palabras que siguieron sacudieron a Pablo hasta sus talones.
– “Desearía,” continuó el chico, “poder ser un hermano como el suyo.”
Pablo miró al muchacho sorprendido, e impulsivamente añadió, “¿Te gustaría dar una vuelta en mi auto?”
– “Claro que sí, ¡me encantaría!”, respondió emocionado el chico.
Y luego de un corto paseo, el jovencito se volvió y con los ojos encendidos, y dijo,
– “Señor, ¿le importaría manejarlo frente a mi casa?”
Pablo sonrió ligeramente. Creyó saber lo que el mozalbete quería… quería mostrar a sus vecinos que podía llegar a casa en un gran automóvil. Pero se equivocó nuevamente.
– “¿Podría detenerse donde están esas dos gradas?,” preguntó el muchacho.
Subió los escalones corriendo. Paso un instante y Pablo lo oyó regresar, pero esta vez no venía rápido. Estaba cargando a su pequeño hermano lisiado. Lo sentó al final de la grada… luego como que lo giró para que pudiera ver el auto.
– “¡Ahí está, hermanito, como te dije adentro! ¡Su hermano se lo regaló por Navidad y no le costó un centavo! ¡Y algún día yo te voy a regalar uno igual a éste, así podrás ver todas las hermosas cosas en las ventanas navideñas que te he estado tratando de describir!”
Pablo salió, levantó al muchachito y lo sentó en el asiento delantero de su auto. Luego su hermano mayor subió atrás y los tres empezaron un gran paseo navideño. Esa Nochebuena, Pablo aprendió lo que Jesús quería decir cuando dijo: “Hay mayor felicidad en dar que en recibir”.
Comentarios
Me encantó y conmovió esta hermosa reflexión.
Sobre todo en esta Navidad que a lis niños se les enseña más en recibir regalos, que en el significado mismo de la Navidad. Y sí es muy cierto, la satisfacción de dar para ver a otro feliz, no tiene comparación
La conclusion de esta reflexion me encanta, va bien con la oracion de San Francisco De Asis.
” maestro alludame a nunca buscar, ser consolado sino consolar ,ser entendido sino entender,ser amado ,sino amar,” poreso mayor es la alegria en dar que en resivir.
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