«A ti no te alcanzará la desgracia ni la plaga llegará a tu tienda, pues Él ordenó a sus santos ángeles que te guardaran en todos tus caminos; te llevarán en sus brazos para que tu pie no tropiece en piedra alguna» (Salmo 91, 10-12).
Día 26 | Hoy pídele a Dios ser sanado de los miedos y aprehensiones
“Hay personas a las cuales los miedos les amargan la vida, hay personas a quienes los temores los bloquean, hay quienes una constante inquietud les impide disfrutar de lo que Dios les concede. Si tú eres uno de ellos, pregúntale al Señor cuál es la causa y pídele con confianza que te sane.”
— Padre Gustavo Jamut
Juan nos cuenta algo muy interesante en su Evangelio… comienza diciéndonos que a Jesús le seguía una gran multitud… Jesús les predicaba, les enseñaba… y cuando tuvieron hambre, Jesús multiplicó cinco panes y dos peces para darles de comer… en la tarde, los discípulos se fueron en la barca y Jesús les alcanzó caminando sobre las agua… llegan a la otra orilla y la gente vuelve a encontrarle en la sinagoga de Cafarnaúm, donde les habla sobre el Pan de Vida… llega un momento en la predicación de Jesús que su lenguaje se vuelve fuerte… les dice que tienen que “comer su Cuerpo”… ellos no entienden… dudan de esas palabras… y Jesús las repite aún con más fuerza… “si no comen su Cuerpo y beben su Sangre no tienen vida en ellos”… las palabras en arameo eran de morder… de masticar… de roer con los dientes… y la multitud se escandaliza… no comprenden lo que Jesús dice… encuentran demasiado duro su lenguaje… en otras palabras, tienen miedo de lo que Jesús les pide… de lo que el seguimiento del Maestro exige… y se alejan de su lado…
Es parte de nuestra naturaleza buscar las cosas que nos ofrecen seguridad… un buen empleo… el respaldo de los amigos… la aceptación de las demás personas… las cosas que poseemos… tener dinero guardado… y cuando nuestras seguridades se ponen en riesgo, nos da miedo… pensamos que vamos a perderlo todo… esto es humano… las seguridades nos ofrecen la idea de que estamos en control de nuestra vida… y tememos entrar en una zona desconocida… es natural… los apóstoles corrieron por miedo cuando apresaron a Jesús… Pedro le negó tres veces por miedo… después de la Resurrección, cuando Jesús se les aparece, estaban encerrados en una casa por miedo a los judíos… hasta los Papas sienten miedo cuando son electos… les asusta no poder cumplir con la gran responsabilidad que el Espíritu Santo pone sobre sus hombres… esto es de humanos… tu y yo también sentimos miedo a veces…
Fíjate, no es malo sentir miedo… lo malo es dejarnos dominar por él… dejar que entumezca nuestros sentidos y no nos deje avanzar… eso es soberbia… sin embargo… el miedo también puede ser un instrumento para reconocer nuestra pequeñez ante el Plan de Dios… si somos humildes… y creemos y confiamos en Dios… le ofreceremos nuestro miedo y nos dejaremos guiar por Él… transformar por Él… usar por Él…
Jean Lafrance, en la introducción del libro “Día y Noche”, cuenta la historia de un joven que se va al desierto para aprender el arte de la oración continua: «orar siempre sin desfallecer»… el primer día lo pasa rezando el Padrenuestro y el Avemaría… pero al llegar la noche comienza a oír ruidos, a ver sombras, le parece ver ojos que brillan en la oscuridad… le invade el miedo… y su oración se vuelve más insistente: «Jesús, hijo de David, ten compasión de mí»… y así se duerme… al día siguiente vuelve a rezar como antes… pero siente hambre y sed… y pide a Dios ayuda… entonces, cada vez que encuentra una baya, mira al cielo y agradece a Dios… así transcurre el tiempo… el frío… el calor del sol… la soledad… el cansancio… las tentaciones… las pruebas… las caídas… la puestas de pie… siempre orando… siempre pidiendo y esperando la ayuda del Señor… catorce años después van a verle sus amigos y le encuentran orando con una oración continua, que no se detiene nunca… “¿Quién te ha enseñador a orar así?”, le preguntan… y el joven les responde: “Mis miedos”…
Todos tenemos miedos… algunos los estamos experimentando en este momento… otros están aguardando, escondidos, esperando la oportunidad para salir… hoy quisiera terminar nuestra reflexión de una forma distinta… quisiera que termináramos orando con esta hermosa oración del Cardenal Eduardo Pironio… esta fue su oración personal… pero podemos también hacerla nuestra y pedirle al Señor que aparte los miedos que estamos sintiendo en este momento,
Señor,
Hoy necesito hablar contigo con sencillez de pobre, con corazón quebrantado pero enteramente fiel.Sufro, Señor, porque tengo miedo,
mucho miedo, más que nunca.
Yo no sé por qué, o mejor, sí se por qué:
porque Tú, Señor, adorablemente lo quieres.
Y yo lo acepto.
Pero también escucho tu voz de amigo:
“No tengas miedo, no se turbe tu corazón.
Soy yo. Yo estaré contigo hasta el final.”
Repítemelo siempre Señor,
y en los momentos más difíciles,
suscita a mi alrededor almas muy simples
que me lo digan en tu nombre.Tengo miedo, Señor, mucho miedo.
Miedo de no comprender a mis hermanos
y decirles las palabras que necesitan.
Miedo de no saber dialogar,
de no saber elegir bien a mis colaboradores,
de no saber organizar la diócesis,
de no saber planear,
de dejarme presionar por un grupo o por el otro,
de no ser suficientemente firme
como corresponde a un Buen Pastor,
de no saber corregir a tiempo,
de no saber sufrir en silencio,
de preocuparme excesivamente por las cosas al modo humano,
y entonces, estoy seguro de que me irá mal.
Por eso, Señor, te pido que me ayudes.Me hace bien sentirme pobre,
muy pobre, muy inútil y pecador.
Ahora siento profundamente mis pecados.
He pecado mucho en mi vida
y tú me sigues buscando y amando.
Pero te repito, sigo teniendo miedo, mucho miedo.
No lo tendría si fuera más humilde.
Yo creo que me asusta la posibilidad del fracaso.
Temo fracasar, sobre todo, después de que me esperaron tanto.
Pero no pienso que Tú también fracasaste,
que no todos aceptaron tu enseñanza.
Hubo muchos que te dejaron porque “les resultaba dura” y absurda tu doctrina.Nunca te fue bien, Señor:
te criticaron siempre y quisieron despeñarte.
Si no te mataron antes fue por miedo al pueblo que te seguía.
Pero te rechazaron los sacerdotes; te traicionó Judas; te negó Pedro;
te abandonaron todos tus discípulos
¿y no sufrías entonces?
Y yo, ¿quiero ser más que el Maestro y tener más fortuna que mi Señor?
Jesús, enséñame a decir que sí y a no dejarme aplastar por el miedo.
Comentarios
Espero que me ayudeis a estar junto a Jeus y que pidais por mi salvación y pedir para que Jesús me cure de mis deficiencias Leer mis correos para que me conozcais bien y me ayudeis por amo de Dios. alograr que mis peticiones son muchos años de vida “”sano”” y junto a Jesús. Pido por mi actual esposa para que crezca en las virtudes cristianas y tambien est junto a Jesús y pueda salvar su alma y estar Junto a Jesús en el cielo.
Perdonarme por todo lo que os pido pero lo necesito mucho. Reciber un abrazo muy fuerte y mi agradecimiento con un VIVA CRISTO REY.- José Cesar.-
Yo no tengo miedo de sasi nada. Yo estoy sufriendo mucho con mis enfermedades y soy muy debil para sufrirlas y deseo que Jesus me cure, y me de muchos años de vida “”sano”” para ofrecerle mi vida con todo mi amor a Jesús con todo lo que me da y esto sea felicidad y bien estar. Yo ya le he ofrecido mis dolores y mis penas para quiterle un poquito del dolor que Él sufrio en la cruz. pero tambien le puedo ofrecer una vida sin enfermedades y lleno de felicidad
Para que Jesus sea feliz al lado del Padre y el Espiritu Santosean muy felices con migo ó por mi .Nesesito sus bendiciones para lograrlo y que todos seamos muy felices Él Padre y con migo en la tierra como en el cielo; todos felices y nos separemos delas desgracias
No crees que tambien se puede ser feliz con Jesús. Que Dios nos bendiga y logremos esa situaccíón Amen Amen José cesar.-
me gusta mucho estas reflexiones
Ayudame Dios mio a aumentar mi fe, mi paciencia y esperar segun tus tiempos y no los mios, ayudame a entender y aceptar el por que de ciertas situaciones, ayudame a no desesperar en ciertos momentos, cuida y proteje a toda mi familia y las personas que Amo.
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