El camino de Cuaresma 21

perdona
a esa persona que te enfada,
a la que guardas rencor

El perdón es la gracia más grande que Dios nos puede regalar. Es una nueva oportunidad para levantarnos del lodazal donde nos metemos para poder llegar a ser santos. Eso fue lo que Jesús hizo por nosotros, nos abrió la puerta del cielo y nos ofreció la oportunidad de salvarnos. Fíjate, cuando cometemos una ofensa contra Dios nosotros, por nuestra pequeñez humana, no tenemos forma de restituirle a Dios por nuestra falta. Pero Jesús se interpone entre ambos y paga la deuda por nosotros. Claro, tenemos que cooperar con Jesús: debemos reconocer nuestro pecado, sentir verdadero arrepentimiento, confesar nuestra falta y tener un genuino deseo de no caer de nuevo. Eso es lo que hace el Sacramento de la Reconciliación.

Ahora, esa gracia tan maravillosa que Dios nos ofrece espera algo especialmente importante de parte nuestra: reciprocidad. Dios espera que nosotros también seamos misericordiosos con nuestros hermanos perdonando sus faltas y ofensas en contra nuestra. De echo, no sólo lo espera sino que lo pone como condición: “perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden”, decimos en el Padrenuestro. Si Jesús fue capaz de perdonarnos a todos, Dios no podía esperar menos de nosotros que pretendemos parecernos a Jesús.

Piénsalo de esta manera: quien no perdona guarda en su corazón resentimiento, ira, odio, amargura… esos sentimientos de nuestra parte no viene de Dios y pueden arrastrarnos a nosotros hacia el pecado. Perdonar al otro nos libera y nos reafirma en nuestro deseo de ser buenos hijos de Dios.

En este día oramos pidiendo perdón y pidiendo la gracia de perdonar con este sencilla oración de la familia Teresiana:

Señor,
Tú que en la cruz perdonaste
a quienes te ofendieron e injuriaron,
a quienes te causaron tanto dolor,
enséñame a perdonar
a quienes me han hecho sufrir.

Dame la sabiduría de corazón,
para no guardar rencor a mis hermanos
y saber perdonar sus errores.

Recuérdame, Señor,
que tengo que perdonar
para que Tú me perdones.

Ayúdame, Señor,
a perdonar de corazón
a todos los que me han ofendido.

Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

Comentarios

  1. AMÉN.

    Pedro Arsenio Lavarreda Anleu

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