Más que nada, la Cuaresma es un camino. Así como los israelitas caminaron durante 40 años por el desierto, enfrentando el cansancio, las tribulaciones y los sufrimientos de la marcha. Pasaron hambre, calor, frío, frustración, sequedad, soledad. Se sintieron cerca y lejos de Dios. Escucharon sus Palabras y se propusieron ser fieles a la Alianza. Y cayeron en pecado y nuevamente volvieron su rostro al Señor. Cada día veían sus maravillas. Y cada noche, Él les hacía descansar. Al final, vieron el cumplimiento de su Promesa cuando entraron en la Tierra Prometida.
Al comenzar esta Cuaresma nos disponemos, nuevamente, a emprender nuestro camino por el desierto. Poco a poco iremos conformando nuestra alma, domando nuestras pasiones y abriendo el corazón. Y tendremos días de cansancio, de frustración y de pecado. Pero si somos dóciles a la gracia de Dios, podremos retomar la marcha con más ímpetu aún. Con más ganas. Con más humildad. Con más amor. Conscientes de que seguir al Señor supone tomar la propia cruz y negar nuestro yo. Al final, si hemos perseverado, también nosotros entraremos en la Tierra Prometida… que no es otra cosa que el Corazón Misericordioso de nuestro Dios.
Comentarios
En esta Cuaresma podemos pasar varias veces por ese desierto en nuestras vidas, quizás 1 día o 2 o los 40 pero lo importante es seguir adelante, recorrer el Camino y buscarlo a El, quien sabrá ayudarnos a vivir la Pascua! Bendito y alabado sea Jesús en el Santísimo Sacramento del Altar!
TODOS LOS BAUTIZADOS ESTAMOS LLAMADOS A SERVIR CON AMOR, POR AMOR Y PARA EL AMOR. ESO ES LO QUE AGRADA AL PADRE ETERNO Y AMOROSO. OREMOS CON FE Y UNAMOSLO CON OBRAS.
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