El Evangelio de hoy, san Marcos 12, 28b-34, está más claro que el agua. Pues la respuesta de Jesús es contundente.
Un escriba le pregunta: «¿Qué mandamiento es el primero de todos?» Jesús responde: «El primero es: … amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente, con todo tu ser. El segundo es éste: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.»
Bien sabemos que amarlo a Él y al prójimo no es nada fácil de lograr. Las dificultades y las tentaciones llegan y fallamos.
Les cuento que escuchaba una reflexión que decía que Jesús no nos mandó a amar doctrinas, ni credos, ni ideologías, ni partidos y mucho menos candidatos. Pero sí nos mandó a amar a nuestro prójimo: familia, vecinos, en fin, a todos. Sin importar si nos caen bien o no, sin importar la raza, la clase social, el género, el partido a que pertenezca, las ideas, el estilo de vida que lleve, o el país de origen.
Muchos se hacen llamar católicos o cristianos y tienen su corazón lleno de odio. Muchos recitan versículos, pero no son capaces de amar al hermano necesitado. Cómo tratamos a los demás dice mucho de nosotros.
Lamentablemente escuchamos algunos políticos insultando y hablando peyorativamente del prójimo. ¿Es eso lo que nos pide Jesús? Ciertamente no.
En su carta sobre las elecciones, del 28 de mayo, la CEP citó la Evangelii Gaudium, núm. 205: “¡Ruego al Señor que nos regale más políticos a quienes les duela de verdad la sociedad, el pueblo, la vida de los pobres!”
Creo que los tiempos exigen una reflexión profunda y que nos preguntemos si estamos amando como Jesús nos enseñó a amar. Si amas así, «no estás lejos del reino de Dios.»
¡Adelante con fe!
Diácono Richie
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