Decía San Agustín: “En lo esencial, unidad; en lo dudoso, libertad; en todo, caridad.”
Nos da trabajo diferenciar lo esencial, de lo dudoso y luego, nos da mucho trabajo vivir la caridad. Recordemos a San Pablo: «…la mayor de todas ellas es la caridad» (1Corintios13, 13).
El Evangelio de hoy (Marcos 8, 27-35) Jesús pregunta: «Y vosotros, ¿quién decís que soy?»
Una manera de responder, es evaluar cómo estoy viviendo la Misa. Los gestos, llegar temprano y orar las Lecturas antes, son algunas cosas que nos ayudan. Es estar conscientes que Jesús está allí, Vivo, Presente y Real. Una vez descubro el tesoro que es la Misa, quiero vivirla más frecuentemente.
El Señor quiere hoy acercarse a la profundidad de tu corazón. Dice el Evangelio, que Jesús los instruía y les contaba lo que iba a suceder. Que sería condenado y ejecutado … y que resucitaría al tercer día.
Finalmente nos invita: «El que quiera venirse conmigo, que se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga». Renunciar, cargar y seguir. Tres palabras que nos dan la clave, ante tanta incertidumbre, opiniones, instrucciones… Vivamos la caridad.
Esta es la promesa: «El que pierda su vida por mí y por el Evangelio la salvará.»
¡Adelante con fe!
Diácono Richie
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