En el Evangelio de hoy (Mateo 13, 44-52) Jesús sigue buscando comparaciones para explicarnos cómo es el Reino de los cielos; pero para nosotros es muy difícil entenderlo pues solemos utilizar los criterios del mundo para evaluarlo todo a nuestro alrededor. Por tanto, nos cuesta valorar todos los tesoros que Jesús nos ofrece; pero con gran amor y paciencia, el Señor nos explica, nos espera, nos abraza.
Veámoslo así: Bien sabemos que el Señor nos da la bienvenida a su Reino en el Bautismo. Pero Él no se limita a ese momento y luego nos deja a la deriva. El Señor nos enseña a discernir el bien y el mal, y nos capacita para crecer en santidad. ¿Cómo? A través de los Sacramentos, de Su Palabra, la oración y la vida en comunidad, entre otros. Ahora bien, depende de nosotros que cultivemos esa semilla y la hagamos germinar en un árbol fuerte y que de muchos frutos.
Cito a Mons. Víctor Manuel Fernández, Arzobispo de La Plata y recién nombrado prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe: “Dios me abrazó como amigo cuando me dio la vida, me dio otro abrazo cuando me bautizaron, Jesús me abrazó en cada perdón y en cada comunión, y tantos abrazos cada vez que me levantó, o me dio fuerzas para seguir adelante, cada vez que se alegró conmigo. ¡Gracias mi Dios amigo!”
Señor, que pueda sentir tu abrazo y con él, todo el amor que tienes para darme. Ayúdame a abrazar a mis hermanos, como Tú lo haces conmigo.
¡Adelante con fe!
Diácono Richie
Comentarios
Señor, Padre Eterno eres nuestro amparo y fortaleza ; concédenos la Gracia de alabarte y glorificarte ahora y por toda la eternidad… Amén
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