Sanando las heridas desde el vientre materno

El Padre Jamut habla mucho sobre la necesidad de sanar las heridas que llevamos dentro… inclusive, en ocasiones habla de sanar las heridas que traemos desde el vientre materno… heridas que tal vez ni siquiera somos conscientes de ellas… pero que están escondidas en un rinconcito escondido de nuestra alma… y si no las sanamos, se convierten en pequeñas cadenas que no nos dejan entregarnos por completo al Amor de Dios…

Estamos a unos días de terminar la Cuaresma… y me parece que esta oración del Padre Jamut nos puede ayudar a entrar en la Semana Santa con el corazón más dispuesto a recibir la gracia, el amor y la misericordia que Dios quiere derramar sobre cada uno de nosotros…

Sanando las heridas desde el vientre materno

Espíritu Santo, llénanos de la gracia de la resurrección, para que podamos ser una nueva criatura. Abre nuestros corazones para saber recibir y dar amor. Armoniza con tu amor nuestro espíritu, alma y cuerpo, reubicando correctamente nuestras emociones, sensaciones, y sexualidad. Llena cualquier vacío de ternura paterna o materna que podamos aún tener.

Danos la gracia de elegir la vida y de amarla. Abre nuestro ser a la alegría y a la recepción del otro. Danos un corazón que perdone con facilidad, y el deseo de desprendernos de las frustraciones y los deseos de venganza. Abre nuestros corazones al amor paterno de Dios y a la simplicidad de aceptar la propia vida tal como es.

Espíritu Santo, que tu gracia abundante se derrame en nuestros corazones y que aceptemos, en la vida, nuestro lugar de criaturas Que sepamos reconocer los beneficios que continuamente recibimos de ti, nuestro Creador. Amén.

«Tú amas todo lo que existe y no aborreces nada de lo que has hecho,
porque si hubieras odiado algo, no lo habrías creado»
(Sabiduría 11, 24).

Comentarios

  1. Querido Rubén… no sé los problemas o situaciones que te han hecho daño o te han herido, así que no puedo hablar por ti… pero sí puedo contarte un poco sobre mi vida… hace muchos años yo también me sentía amargado y dolido… veía otras personas que se veían felices y buscaba un culpable para mi falta de felicidad y mi frustración… y llegué hasta culpar a Dios… pensaba que si Él lo puede todo, entonces Él podía haber evitado los problemas en los que me encontraba… pero un día descubrí que el único culpable era yo mismo… una vida llena de malas decisiones me estaba pasando la cuenta… y no quería ni aceptar mi responsabilidad… ni hacer cambios verdaderos en mi vida… por el contrario, quería que Dios me “salvara” a mi manera… esperaba que Él me librara de mis problemas para yo seguir viviendo una vida inútil y sin sentido… pero las cosas no funcionan así… entonces descubrí que Dios sí estaba presente… y sí estaba pendiente de mí… y sí deseaba ayudarme a levantarme de nuevo… solamente hacía falta una cosa… mi decisión de cambiar completamente mi vida… hay un pasaje del Apocalipsis que dice: “Mira que estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y me abre la puerta, entraré en su casa y cenaré con él y él conmigo”… aquí Jesús nos dice que tenemos que ser pro-activos respondiendo a su llamado… debemos escuchar su voz… escucharla con confianza, como quien escucha la voz de un amigo… o un padre… y dice que debemos abrirle la puerta… la puerta de nuestro corazón… de nuestra vida… para que Él entre… en eso radica la libertad del ser humano… en que nos toca a nosotros decidir cómo y con quién queremos vivir… Dios no se impone, no actúa sin nuestro consentimiento… y tampoco es una marioneta o una mascota que está para complacernos… al contrario… ese pasaje nos dice que debemos abrirle a Dios… eso quiere decir que tenemos que empezar a hacer las cosas que Jesús desea… tenemos que vivir la vida como Él quiere que la vivamos… como Él mismo vivió la Suya… con tenernos lástima a nosotros mismos no cambiamos nada… a Dios no podemos chantajearlo o comprarlo para que actúe… al contrario, debemos hacer lo opuesto… debemos ser humildes ante su presencia… reconocer nuestros errores y pecados y debilidades… y desde nuestra pequeñez, reconocer que Él es nuestro Creador, Dueño y Señor… entonces… si somos humildes… le dejamos el espacio que Él necesita para entrar en nuestra vida… y transformarla… pero no para regresar a lo mismo… sino para vivir una vida plena en Él… es ahí y solamente ahí donde se encuentra la verdadera felicidad… DTB!

  2. Odio la vida!! No se que tiene de bella. Todos son problemas!! Todo lo reducen a : hay que confiar en el señor. Y el señor se caga en todos!! Odio a mi madre y a Dios porque me trajeron a este mundo!! Yo no pedí venir, estoy obligado a vivir !! Ayer se murió un muchacho tendría 45 años, como lo envidio!! Dichoso que se murió, ya no tiene que esta en esta mierda!! Lo peor del caso es que soy cobarde y no me animo a suicidarme. Dios es como el presidente: yo sé que él existe, pero el, no sabe que yo existo. Estoy tan harto de todo!!!

    Ruben

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